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“J’accuse le souverain” o la crueldad de la autocensura

La escultura de la polémica, obra de Inés Doujak.
La escultura de la polémica, obra de Inés Doujak.

Titulares como “El director del MACBA cancela una exposición el día antes de inaugurarla con motivo de una obra polémica” deberían ser algo poco más que impensable. Sin embargo una vez más la realidad se impone a golpes, esta vez con uno muy contundente que ha dejado el panorama artístico y cultural aturdido, perplejo e indignado a partes iguales.

Repasemos cronológicamente los hechos: a día miércoles 18 de marzo, Bartomeu Marí, director del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, emite un comunicado según el cual la exposición “La Bestia y el Soberano” se cancela porque ella incluye una obra que, a su entender, ofende a la figura del antiguo rey Juan Carlos I. A día jueves 19 de marzo, en el que se tenía que inaugurar la muestra, el tejido cultural barcelonés arde en críticas ante tal acto de autocensura: se exige con vehemencia la (re)apertura inmediata de la exposición al público; al mismo tiempo, Marí se reafirma en su postura y los comisarios, Valentín Roma y Paul B. Preciado, están con un pie en la calle. A día viernes 20 de marzo, a eso de las ocho de la tarde, aparece un último comunicado en el que el director de la institución se retracta, anunciando que “La Bestia y el Soberano” se abrirá al público el día siguiente y que pone su cargo a disposición de patronato de la Fundación MACBA.

No deja de ser paradójico – casi cínico – que en una muestra que alude en su título a la última lección de Jacques Derrida en la Sorbona, en la que el filósofo analiza los límites de la soberanía política en la tradición occidental – y por ende, los mecanismos del poder – sean éstos los que ejerzan su capacidad de suspensión de derechos privando al público de asistir a una exposición que lo que pretende no es en absoluto provocar la revolución (¡ojalá el arte tuviera esa potestad!) sino generar pensamiento crítico.

A todo esto, sin embargo, la ominosa sombra de la conspiranoia hace acto de presencia en la mente de uno: ¿Por qué cancelar una exposición preparada con tanto tiempo a un día de su apertura? ¿Es el mundo del arte institucional lo suficientemente mezquino como para lograr más visitantes a toda costa? Si el fin justifica los medios, ¿es lícito armar semejante follón, dejando maltrecha la imagen del MACBA, como campaña de márketing encubierta? Quiero pensar que no, que simplemente ha sido un momento de enajenación de Bartomeu Marí. Quiero pensar que el acto de autocensura flagrante del director fue por miedo a perder subvenciones y no por evitar una ofensa – que de no haber dicho nada hubiera pasado totalmente desapercibida – a una institución tan apolillada como la monarquía.

Yo acuso al Soberano. Yo acuso al Poder. ¿Por qué? Porque la censura más deleznable es la autocensura, aquella que no se ejerce por presiones ajenas, sino por el miedo a las represalias consecuencia de un acto nonato. Y más aún cuando ésta intenta coartar un motor de pensamiento como debiera ser una muestra artística.

Sin embargo, a día 23 de marzo, la dimisión de Bartomeu Marí ha sido aceptada, y con él se marchan también los dos comisarios que tan buen trabajo habian realizado hasta ahora. Empieza ex novo la construcción de un nuevo proyecto; hijo de la sinrazón y la vergüenza. Que los “Soberanos” se apiaden de nosotros…

5 replies on ““J’accuse le souverain” o la crueldad de la autocensura”

[…] Les fluctuacions del món artístic català són capritxoses, i actualment ens porten per camins que s’allunyen de la capital i del mainstream. No fa pas massa temps però, l’art català es trobava còmodament resguardat pels seus dos bucs insígnia: el MNAC i el MACBA; des d’aquestes entitats, les més grans de caràcter públic, s’escrivia el parenostre de la història de l’art nacional. No obstant, una d’aquestes puntes de llança – el gran vaixell blanc que va néixer amb problemes estructurals i vies d’aigua al seu buc – es va veure recentment escapçada per un cas resultat de la fatídica combinació de censura i incompetència. […]

[…] per no caure en la mediocritat (tot i que això no vol dir que no hàgim hagut de ser testimonis de com alguns s’hi rebolcaven).  Amb tot, com sempre, hi ha petits esforços que ens fan ser mínimament optimistes, com és el […]

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